Este próximo sábado 20 de octubre es el Día Internacional del Paisaje. Sería otro “día de” con más interés publicitario que otra cosa si no fuese porque existe un Convenio Europeo del Paisaje, acordado en Florencia en el año 2000, que además está ratificado por España. Sin embargo, el paisaje, tanto en el medio urbano como en el rural, sigue estando en último término a la hora de tomar decisiones de planificación, y eso que el acuerdo se firmó para “alcanzar un desarrollo sostenible basado en una relación equilibrada y armoniosa entre las necesidades sociales, la economía y el medio ambiente” y en su artículo 6 establece que cada estado, España en este caso, “se compromete a establecer instrumentos de intervención destinados a la protección, gestión y/u ordenación del paisaje” ¿De verdad que se puede argumentar que tal carretera, tal embalse, tal promoción urbanística, tal edificio, tal cantera o tal infraestructura de ocio suponen una afrenta contra un paisaje de valor, rural o urbano, y esta alegación se tendrá en cuenta?