El pino negral o resinero (Pinus pinaster) es una conífera nativa del Mediterráneo Occidental que ocupa una amplia área corológica, apareciendo en gran diversidad de hábitats. En el caso de Sierra Bermeja, la especie integra, junto con los abetales de Abies pinsapo, las formaciones forestales predominantes en la actualidad sobre suelos serpentiníticos. Sin embargo, esta conífera también ha sido considerada por ciertos autores una especie introducida en este territorio. Este hecho y la aparición aislada de distintas especies de Quercus arbóreos han justificado diversas teorías fitosociológicas defensoras de la marginalidad de Pinus pinaster frente a los árboles latifolios.

Un artículo recientemente publicado en el Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles (Olmedo Cobo y otros, 2019), describe la investigación realizada por sus autores mediante el análisis pedoantracológico y posterior datación radiométrica C14 de muestras de carbón, que ha permitido establecer el origen natural de la especie sobre los sustratos ultramáficos y su presencia en el macizo a lo largo de gran parte del Holoceno. Asimismo, de los resultados obtenidos parece inferirse además el rol de refugio (probablemente el más meridional de Europa) que pudo tener Sierra Bermeja para Pinus pinaster durante el último máximo glaciar, en un contexto en el que parece que el fuego tuvo un papel destacado en la configuración del paisaje vegetal bermejense a lo largo del Holoceno.

Análisis pedoantracológico de Pinus Pinaster en Sierra Bermeja
Localidades de  muestreo en Sierra Bermeja (Fuente: autores del estudio)

El análisis pedoantracológico efectuado en Sierra Bermeja ha permitido verificar de manera inequívoca que, junto a los bosques relictos terciarios de Abies pinsapo, las formaciones de Pinus pinaster forman parte de la vegetación que crece de manera natural sobre los suelos tóxicos desarrollados en las rocas ultramáficas de este macizo. Por tanto, y a partir de las cronologías obtenidas de las dataciones de fragmentos de carbón efectuadas, se podría inferir que las coníferas espontáneas han tenido un papel ecológico principal en este territorio a lo largo, al menos, de gran parte del Holoceno, circunstancia que persiste en la actualidad como se puede comprobar tras el análisis de las fuentes documentales más recientes así como de la observación directa del paisaje vegetal. Bien es cierto que, en determinadas circunstancias muy puntuales, las masas de coníferas constituyen formaciones mixtas con ciertos planifolios del género Quercus, componiendo un mosaico más o menos complejo, en un escenario paisajístico muy cambiante en su conjunto por el fuego.

Alcornocal en Sierra Bermeja

En cualquier caso, y dado que recientes investigaciones asignan un papel ecológico a los Quercus muy secundario respecto a las coníferas, que queda restringido a pequeños afloramientos litológicos de granodioritas sobre suelos de influencia ácida, los novedosos resultados paleoecológicos obtenidos permiten asignar un papel ecológico principal también a los bosques de Pinus pinaster en Sierra Bermeja, al igual que sucede con los abetales relictos terciarios de Abies pinsapo, de carácter climácico, que en su conjunto se convierten en las especies que parece han predominado como vegetación forestal espontánea en Sierra Bermeja. Este macizo, por tanto, queda incluido en el amplio territorio ibérico en el que, desde el Holoceno tardío y medio, Pinus pinaster presenta su área natural de distribución, ocupando gran diversidad de hábitats bien como vegetación climácica o paraclimácica bien como integrante de etapas seriales de bosques planifolios. Se mantiene la incertidumbre acerca de las relaciones dinámicas y sucesionales entre los bosques de Pinus y Abies durante este periodo, aunque las primeras evidencias pedoantracológicas apuntan a la alternancia e, incluso, a la coexistencia entre ambas especies en el tercio superior del macizo y en aquellas posiciones topográficas que favorecían la aparición de abetal. Finalmente, de las cronologías obtenidas también se deriva que la presencia del pino resinero durante gran parte del Holoceno indica el posible rol de refugio glaciar que pudo desempeñar Sierra Bermeja para esta especie tras el último máximo glaciar.

La información obtenida, implementada con lo que se deriva de las fuentes documentales históricas, puede ayudar a evaluar su rango de distribución y variabilidad en el pasado así como la historia evolutiva de Pinus pinaster, lo que es de particular importancia para la elaboración de estrategias de conservación de la especie así como de sus recursos genéticos, en particular si se demuestra la existencia de una subespecie propia de la Cordillera Bética o, incluso de Sierra Bermeja, para lo cual el Banco de Germoplasma Vegetal Andaluz ofrece el marco institucional ideal. Todo ha de permitir, por un lado, una adecuada gestión de cara a la toma de decisiones para garantizar la restauración de los valiosos y, en muchos casos, endémicos ecosistemas serpentínicos y, por otro, debe potenciar, como un pilar fundamental, la propuesta de declaración en el futuro Sierra Bermeja como Parque Nacional de Sierra Bermeja con el objeto de salvaguardar, conservar y dar a conocer, tanto a escala local como regional, la singularidad litológica y florística de los ecosistemas serpentínicos más sobresalientes de España.

Referencia:

  • Olmedo Cobo, J. A., Cunill Artigas, R., Gómez Zotano, J., & Pardo Martínez, R. (2019). «Aportaciones del análisis pedoantracológico al conocimiento paleoecológico de Pinus Pinaster en el sur de España: el caso de Sierra Bermeja». Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 80, 2667, pp.1–34. http://dx.doi.org/10.21138/bage.2667