La provincia de Málaga alberga una región compleja desde el punto de vista geológico, siendo además una de las más interesantes de la península Ibérica. Su territorio se integra en el dominio de la cordillera Bética, que es una parte de la cadena Alpina que bordea el Mediterráneo Occidental. Está estructurado tanto por extensas zonas montañosas como por depresiones intramontañosas y costeras. La historia geológica de la provincia comienza hace unos 443 millones de años. Tuvo su fase orogénica principal a partir del Mioceno inferior (Orogenia Alpina), hace unos 23 millones de años, coincidiendo con la colisión de las placas tectónicas africana y euroasiática. En esta etapa se produce el emplazamiento de rocas de origen profundo provenientes del manto terrestre (las peridotitas), que afloran en Sierra Bermeja, y la superposición de los distintos mantos de corrimiento (Maláguides y Alpujárrides) que conforman gran parte de las cadenas montañosas provinciales.

A partir del Mioceno superior (hace más de 5,3 millones de años) se inicia una progresiva erosión y modelado de los relieves emergidos, que contribuye a la deposición y colmatación de sedimentos (molasas) en las cuencas intramontañosas, que aún estaban comunicadas con el mar; así se originaron diversas depresiones como la de Ronda, Antequera y otras cuencas bajas costeras (ríos Vélez, Guadalhorce o Guadalmansa). Un nuevo descenso del nivel del mar a finales del Plioceno (2,6 millones de años) ocasiona la sedimentación más moderna de la provincia (los travertinos). Durante el Cuaternario, en los últimos 2,5 millones de años, se han producido procesos erosivos (físicos y químicos) que generaron lugares de interés geológico tan característicos de la provincia como el Tajo de Ronda, el Torcal de Antequera o la Cueva del Gato.

Fuente:

Mapa de Lugares de Interés Geológico de la Provincia de Málaga
Andrés Santiago Martín y Javier Martos Martín
Diputación Provincial de Málaga, 2019