Hoy sábado se han clausurado  las III Jornadas de Patrimonio de Casares, que tuvieron que ser aplazadas en marzo a raiz de la pandemia del Covid19, con el título “Tierras de la Algarbía malagueña: de la Caxara al Condado de Casares 1450-1650

Están promovidas por el ayuntamiento de Casares y la Fundación General de la Universidad de Málaga. Para la organización de las mismas han cooperado muy activamente, además del propio ayuntamiento y la Fundación de la UMA, el investigador casareño Benito Trujillano Mena y la Plataforma Sierra Bermeja Parque Nacional.

Las jornadas se han centrado en un período esencial para explicar la conformación de esta parte de la actual provincia de Málaga, el que va entre las postrimerías del reino nazarí de Granada hasta la segunda mitad del siglo XVII. Se ha revisado el fin de la dominación musulmana en la zona, el largo período en que Casares constituyó uno de los muchos ejemplos de sociedad mixta de la península Ibérica (1485-1570), las dos rebeliones de mudéjares y moriscos, y finalmente las consecuencias poblacionales y económicas de la expulsión.

PRIMERA JORNADA:

La algarbía malagueña, contexto histórico

Divididas en dos bloques, en el primero celebrado ayer viernes, han intervenido especialistas en la historia del período, como son Manuel García Fernández, Catedrático Historia Medieval de la Universidad de Sevilla, quien ha impartido la charla «La frontera compartida. La banda morisca sevillana y la algarbía malagueña (S. XIV-XV)»; Ángel Galán Sánchez, Catedrático de Historia Medieval y Coordinador del Área de Historia Medieval de la Universidad de Málaga, quien ha impartido la charla «La algarbía malagueña«; y finalmente Rafael Benítez Sánchez-Blanco, Catedrático de Historia Moderna y Doctor en Filosofía por la Universidad de Valencia, quien ha impartido una charla basada en su tesis doctoral, Moriscos y Cristianos en el Condado de Casares. El contenido íntegro de la sesión del viernes puede verse en este video.

SEGUNDA JORNADA:

Una novela pastoril del s.XVII ambientada en Sierra Bermeja

En el segundo día han participado especialistas en literatura, aprovechando la reedición que se ha presentado en estas jornadas de la novela pastoril El premio de la constancia y pastores de Sierra Bermeja, escrita por el manilveño Jacinto de Espinel Adorno en 1620, cuando Manilva pertenecía al Condado de Casares. En la reedición de la novela también ha colaborado la Plataforma Sierra Bermeja.

Las ponencias de esta segunda jornada han sido a cargo de Cristina Castillo, Martínez, profesora de Literatura Española de la Universidad de Jaén, con el título «El premio de la constancia y pastores de Sierra Bermeja (Jacinto de Espinel Adorno, 1620). Entre lo pastoril y lo maravilloso«; Gaspar Garrote Bernal, profesor titular de Literatura Española y Vicerrector de la Universidad de Málaga, con el título «Un siglo al sur. Literatura áurea en Andalucía«; y Catalina Urbaneja Ortiz, doctora en Historia Moderna por la Universidad de Málaga, con el título «Un largo y costoso siglo XVII»

UNA NOVELA PASTORIL DE 1620 AMBIENTADA EN SIERRA BERMEJA

El premio de la constancia y pastores de Sierra Bermeja es una novela pastoril escrita en 1620 por Jacinto de Espinel Adorno, sobrino del famoso Vicente Espinel. Además del argumento propiamente pastoril, el autor incluye un curioso relato plagado de elementos populares donde los pastores, entretenidos en sus problemas de amor, se encuentran con el triste Arsindo que no tarda en contarles su historia: originario de Manilva (Málaga), Arsindo acude a Munda para cumplir su deseo de aprender a leer y escribir. Un día, a la salida de la escuela y en compañía de un mancebo llamado don Diego Varona Aranda (personaje real, regidor perpetuo de la ciudad de Ronda) acude a visitar un edificio suntuoso conocido con el nombre de “La Mina”, al que se accede, para su sorpresa, descendiendo 366 escalones. Nada sucede fuera de lo normal, hasta que al salir, Arsindo escucha una voz que le pide que regrese solo al día siguiente. Así lo hace. Desciende, de nuevo, los escalones y un moro, que hace las veces de guía, le conduce hasta la presencia de Zelimo, rey moro encantado por un morabito mágico. Una serie de pruebas demuestran que esta aventura sólo a Arsindo está destinada. Él es el elegido para desencantarlo. Para ello tiene que acudir al monte Calpe (Gibraltar) a media noche, de donde cogerá una piedra redonda y nueve plantas. Estos dos objetos le permitirán llegar hasta el nacimiento del río Guadalivín, quien le entregará las llaves que abren los cerrojos que tienen encadenado al rey Zelimo. Arsindo lo consigue, pero queda triste porque, en esta empresa, se ve separado de la pastora a la que ama. Una espesa niebla cae sobre el lugar en el que se encuentra Arsindo y se lo lleva por el aire, atravesando el mar hasta la presencia del morabito que, en recompensa, le conduce junto a su amada Celia y le entrega un buen pellizco de las muchas riquezas encerradas en La Mina.

El premio de la constancia y pastores de Sierra Bermeja (1620)

El premio de la constancia y pastores de Sierra Bermeja es un libro único dentro del género al que pertenece, pues en ninguna otra novela pastoril aparecen moriscos encantados. Esta peculiaridad puede ser debida a la publicación de la novela en el primer cuarto del siglo XVII, cuando el género ya había vivido sus mejores momentos y el público reclamaba novedades. El personaje de Arsindo puede pertenecer a una leyenda o haber salido de un romance morisco. Existe una teoría según la cual el morisco permanece confinado en las profundidades de la tierra tras la expulsión, pero no ha desaparecido, sino que, encantado junto con sus tesoros, espera el momento de resurgir; esta teoría pudiera tener un paralelismo con la conquista castellana, la expulsión de los moriscos acontecida en estas tierras y la evocación del paraíso perdido.

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